IMAGINEMOS UNA ESCENA: PALABRAS DE CLAUSURA DEL 2º ENCUENTRO DE ESCRITORES, CRÍTICOS Y LECTORES

Miembros de la Asociación de Escritores con estudiantes de la Universidad Latina en la premiación del Concurso de Cine/Literatura realizado como parte del Segundo Encuentro de Escritores, Críticos y Lectores.

El pasado 24 y 25 de octubre la Asociación de Escritores de Panamá organizó el 2o Encuentro de Escritores, Críticos y Lectores. Como parte de las actividades, se realizó un concurso de Cine/Comic/Fotografía/Literatura entre los estudiantes de la Universidad Latina, sede de este año del Encuentro. En el concurso se presentaron cuentos de autores panameños a los estudiantes para que los adaptaran a diversos medios. En la categoría de cine se otorgaron dos premios: uno al mejor cortometraje realizado en 98 horas y otro al mejor corto creado sin límite de tiempo. Tres de los grupos me otorgaron el honor de elegir cuentos míos ("Film noir" y "El pintor callejero"), resultando dos de ellos ganadores. Fue una noche de mucha alegría, en la que además tuve la gran satisfacción de dar las palabras de clausura. El texto que leí lo comparto ahora con ustedes.

Imaginemos una escena: un hombre con traje oscuro se aproxima a esta sala llevando un maletín. Imagínenlo caminando desde el estacionamiento, subiendo las escaleras hasta este tercer piso, marcando sus pasos simétricos con el sonido corto de los zapatos de cuero. Por un instante, imaginemos que vemos la escena como en pantalla de cine. Para que todo tenga sentido, debemos conocer el contenido de ese paquete. En las películas, igual que en cualquier narración, no le prestamos atención a un personaje sino va a hacer un acto importante. Tal vez impactante. Así que nuestro personaje entra al baño, el que está justo afuera, abre la caja y mira rápidamente; pero lo hace con tal velocidad que la cámara no capta con precisión lo que allí lleva. Sólo lo sugiere. Clack, clack, y el hombre cierra el paquete, se ajusta la corbata, y sale para entrar a este auditorio. Imaginen ahora que, de verdad lo hizo, y antes que empezara yo esta presentación se sentó discretamente en el fondo, dejando el maletín en el suelo, y justo cuando yo iba a hablarles, salió silenciosamente sin que nadie notara algo extraño. Pero, ¿y el maletín? ¿Qué contenía? ¿Será que ahora vamos a encontrarnos uno al fondo de la sala y tratar de abrirlo? Sólo por dar verosimilitud a esta narración pude haber colocado uno atrás o podría tener uno acá. Pero, ¿serán el personaje y su maletín reales? ¿O esto lo he inventado sólo para llamar su atención y obligarlos a concentrarse en mis palabras?


Video ganador en la categoría abierta basado en el cuento "Film noir"

Somos seres de narrativa. El mundo entero, el universo, no existiría sino fuéramos capaces de narrarlo. Sería un conjunto caótico de datos distribuidos según un patrón natural, casi todo caótico sólo con algunos remansos de orden. Pero al sentir y pensar, ordenamos el universo y le damos sentido, lo convertimos en algo coherente. La realidad se nos mete por los ojos, nos invade por la boca, la lamemos con la lengua, nos asalta, nos embiste y con sutileza nos aporrea en millones de puntos, en los millones de las célula que nos arropan, la manoseamos con la punta de los dedos, la sobamos con el sexo, la absorbemos por esa flor de células sensoriales muy adentro de nuestra nariz, la sentimos, la vivimos por esos órganos curiosos dentro del oído que vibran a su ritmo. Sumergidos en ella, constantemente nos estimula y en lo más profundo de nosotros, en el centro de nuestro cerebro, la convertimos, la transmutamos, la alteramos irremediablemente al forzarla a pasar a través de ese tamiz de recuerdos, experiencias, locuras y conexiones irracionales que somos y convertirla en narración, en un conjunto de símbolos con significado, que luego expresamos. El lenguaje con que aprendemos muy pequeños a narrar en nuestras cabezas y con el que le daremos sentido al mundo el resto de nuestra existencia.


Video ganador en la categoría de 98 horas basado en el cuento "El pintor callejero", publicado en la edición #4 de www.pieldetigre.com

Y ese lenguaje, ese universo de símbolos y sus significados, palabras, sonidos, sensaciones e imágenes conectadas por ese misterioso orden que sólo existe en el cerebro de cada uno, puede ser transmitido como un algoritmo de orden superior. El artista recibe la realidad, la interpreta pasándola por la mente, piensa en ella, la analiza, las descompone, la interpreta y el resultado de todo lo regresa de vuelta en la forma de una pintura, un film, un poema, una sinfonía, una novela que se convierten entonces en nuevos fragmentos de la realidad que pueden incluso servir de base para volver a narrar, para profundizar en ese análisis constante e interminable que hace el homo sapiens de la realidad.

Así nacieron, así pasó con las pinturas rupestres de las cuevas de Lascaux, los murales llenos de gente de Diego Rivera o los libros de comic, o los cortometrajes como los que vimos hoy creados por los estudiantes de esta universidad. Así pasó con Vivaldi cuando narraba en su lenguaje musical las cualidades de las cuatro estaciones, o con la poeta Sofía Santim cuando dice “desnudaré mi alma a media luz, para ti. Voy a encender la estrella más cercana para que veas con el reflejo de su brillo las prendas que caen de mi corazón”, o con ese perfume especial que contiene aromas de flores y frutos y que al sentirlo, aún brevemente, en la mente nos transporta a otra época, quizá al instante en que un beso, una mutua caricia atrevida, por un momento fue el centro preciso del universo.


Video realizado por estudiantes de animación basado en el cuento "Film noir" con música de Filtro Medusa

En fin, ¿qué pasó con el maletín? Hitchcoock definía al suspenso en el cine como una larga escena en la que un maletín/bomba estaba a punto de explotar. Y el toque personal del cineasta era precisamente cuando todas las escenas, todos los personajes, todos los diálogos, todo sonido y acto en pantalla llevaba a que sintiéramos una angustia insoportable por los personajes que probablemente morirían en la explosión, nada pasaba. O, tal vez, explotaba otra cosa, de la que ni idea teníamos, enfocados todos en el maletín y su bomba con reloj de tiempo.

En esta sala hemos hablado sobre los escritores más jóvenes de Panamá, específicamente los narradores, con los que hemos también compartido cuentos, anécdotas, experiencias. Hemos visto el trabajo magnífico de los jóvenes cineastas, los fotógrafos, los dibujantes, los artistas gráficos, que han tomado ese pedazo de realidad narrado por los escritores para reinterpretarlos a su manera. Hemos hecho interactuar múltiples artes para narrar el mundo, para narrar el aquí y ahora de Panamá.

Un historiador me comentaba que, cosa curiosa, la República de Panamá había nacido como nación en la misma época en que aparecieron los primeros artistas verdaderamente panameños: aquellos egresados de las primeras escuelas de bellas artes que nacieron y crecieron en esta tierra, no sólo gente de paso. En 1903, cuando la independencia de Panamá, Miró, Lewis y otros de esos artistas estaban en sus veinte y treinta, en plena producción. De alguna manera esas primeras obras panameñas, esos primeros trabajos de los cuáles podíamos, podemos, sentirnos orgullosos, de alguna manera sirvieron de detonante, de catalizador, de inspiración para que fundáramos una nación.

Y es que, amigas y amigos, el arte, en todas sus manifestaciones, nos sirve para mirarnos al espejo, para identificarnos, para seguir adelante con paso firme y estudiado. Si queremos seguir como la nación libre e independiente que soñaban esos artistas y los demás que nos precedieron, debemos hacer arte, hacer cine, fotografía, pintura, literatura, pero sólo la de la mejor calidad, buscar la excelencia, la perfección, y colaborar como lo hemos hecho en este concurso de cine/literatura, con estos cortometrajes, comics, fotografías y piezas literarias.

Ojalá de aquí salgan nuevos proyectos. Ojalá en el futuro el concurso se abra a todo el país, a profesionales y estudiantes. Ojalá de estas colaboraciones surja la inspiración necesaria, ojalá sirva de detonante para que, ya totalmente independientes en este siglo XXI, llevemos a Panamá un primer mundo socialmente más equitativo, mejor para todos.

A todos los que participaron en este Encuentro, en nombre de la Asociación de Escritores de Panamá y desde el centro de mi corazón, ¡felicidades y gracias por estos buenos momentos!

---© José Luis Rodríguez Pittí. Todos los derechos reservados.
"Imaginemos una escena" aparece por primera vez en esta página.
Los cortometrajes son propiedad de sus autores.
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